UNA MIRADA EDUCATIVA A LA SINGULARIDAD

ANNA FORÉS

Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación y Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona. Es coordinadora y profesora de la cátedra de Neuroeducación de la UB. Ha escrito numerosos artículos y libros sobre educación, neurociencias y resiliencia. Entre ellos, algunos de los titulos más recientes son “Pedagogías emergentes: 14 preguntas para el debate”, “Hagamos que sus vidas sean extraordinarias”, “La resiliencia: crecer desde la adversidad”, “Neuromitos en educación” y “Los patitos feos y los cisnes negros: Resiliencia y neurociencia”. Ha creado Sikkhona Edu, que está pensado y desarrollado para crear espacios de comunicación y relación en los diferentes espacios educativos. Asimismo, es miembro del grupo de Investigación GR-EMA (entornos y materiales para el aprendizaje) de la UB y del grupo de Innovación docente INDAGA’T. Se define como una persona a la que le “interesa todo lo que tenga que ver con educar y humanizar”.

_____________________________________________

(Los párrafos en negrita corresponden a Pepe Menéndez y los párrafos sin destacar, a Anna Forés)

Muchas gracias, Anna por participar de esta conversación ¿Por qué escogiste esta imagen? 

Imagen del kit de imágenes de Sikkhona Edu

Esta imagen me llamó. Yo juego mucho a dejarme sorprender. Tengo aún esa parte de niña. Sabía que daría juego, que podríamos hablar de ella desde muchos puntos de vista. Creo que uno de los mensajes para el mundo de la educación, y también para la gente en general, es volver a rescatar la singularidad de cada personita que tenemos delante porque es único como ser humano. Creo que esto cambia totalmente el paradigma de lo que es la escuela y de cómo se ha configurado.

Está imagen que has elegido es parte del kit de imágenes de Sikkhona Edu ¿Qué es y qué sentido tiene? 

Sikkhona significa “te veo”. Sikkhona Edu nace de un Sikkhona que algunas personas utilizábamos para identificar el estado actual de un equipo y llevarlo hasta la excelencia. Vimos que era una herramienta muy potente que tenía que llegar a la educación, y creamos Sikkhona Edu, al que aportamos seis escenarios que nos podemos encontrar en cualquier ámbito educativo, sea formal o no. Escenarios para romper el hielo, cuando se configura un grupo, para descubrir talentos en los demás, para compartir sentimientos, para crear vínculos, para descubrir los talentos que tenemos y, el último, para dejar ir. Según el objetivo que tengas, escoges estas pequeñas dinámicas que ayudan, a través del poder de la imagen que nos proporciona el Sikkhona Edu, a llegar a la emoción. La imagen es un lenguaje emocional que nos permite llegar a la emoción muy rápidamente y de manera muy profunda.

Empecemos con la primera fase de la rutina ¿Qué es lo que vemos?

Vemos una imagen donde hay diferentes colores, con diferentes pigmentos y eso da una posibilidad de que sus usos se pueden hacer con estos pigmentos de colores. 

Yo lo que veo son pequeñas cantidades de algo que no sé qué es y que tiene diferentes colores ¿Qué pensamientos nos sugiere la imagen? Yo al verla, pienso en la diversidad. En Cataluña, en los últimos 30 años, la llegada de inmigración importante a las escuelas, ha hecho que esta imagen sea natural en un final de trimestre o de curso, celebrativo, donde las maestras y maestros quieren que los estudiantes y los alumnos se acerquen precisamente a esa diversidad y a ese cromatismo. Entonces pienso que esta imagen está vinculada a lo relacional.

Yo creo que esta imagen, cuando se escoge la gente se queda enganchada por la diversidad como marcabas. Por tanto, uno de mis pensamientos es que todos somos diversos. Otra de las cosas que me hace pensar es que en la combinación. Tenemos el amarillo y el rojo y con eso podemos hacer el naranja o podemos también juntar el amarillo y el verde también. Me hace pensar en la posibilidad que se nos despliega solamente con esas pequeñas posibilidades.

¿Qué preguntas te sugiere?

Yo me pregunto qué uso se le va a dar a estos colores. Me pregunto si serán para una fiesta. Por ejemplo, los colores me sugieren que pudieran ser para una fiesta hindú. Me pregunto entonces, ¿Qué tipo de fiesta será? ¿Qué estarán celebrando? Si servirá para decorar o para mojar alguna tela en blanco y transformarla en otros colores. Me pregunto si los niños se quedarían muy enganchados ¿no? A lo mejor inventarían otros tipos de colores, o harían combinación de colores. Me pregunto también cómo sería el tacto, me dan ganas de poner ahí la mano.

Es muy característico en las etapas de infantil y primaria tocar las cosas. Es la primera fase de un bebé. Chuparlas, por ejemplo. La boca es un elemento de contacto con la realidad así como tocar las cosas, probarlas. 

Es importante destacar que nuestro cerebro es multisensorial y el tacto, cuando somos muy pequeños, lo usamos como herramienta de aprendizaje, pero ¿qué pasa después? Nos olvidamos del tacto. Nos ocurre que ya en la primaria, casi lo hemos dejado de utilizar como recurso.  Quizás en una educación más artística esté más presente, pero olvidamos que es una herramienta básica para aprender.

En tu trabajo vinculado a la neurociencia, has reflexionado mucho sobre los neuromitos. Pienso en la división que en algún momento se hace respecto a saberes y competencias, entre las que parecen ser más elevadas y de mayor nivel intelectual, propias de la escuela, y aquellas que no se consideran del mismo nivel y, por tanto, se aparcan. Estas últimas, que se consideran erróneamente menos importantes, van perdiendo protagonismo a medida que se avanza hacia etapas superiores de la enseñanza. Me refiero a la actividad de ejercicio físico, las artes o el juego que al principio parecen más relevantes y que luego aparecen como instrumentos secundarios. 

Es curioso porque las empresas recuperan estos elementos, y nadie cree que quieran perder dinero. Si una empresa lo está utilizando es porque sabe que resulta eficaz. ¿Qué nos perdemos en los años de escolarización que no los consideramos importantes? Sucede que abandonamos el cuerpo, el tacto y el juego como elementos de aprendizaje. Si bien existen muchas experiencias educativas en las que se utiliza la gamificación y las artes, ocurre que, en general, no se les da el valor que realmente tienen, a pesar de que sabemos de su importancia para aprender.

Hay suficientes evidencias científicas de que el relato de la humanidad se construye básicamente a través de lo metafórico. Harari ha escrito mucho sobre la construcción del relato y que, a pesar de su condición de invisibilidad física, posee una enorme potencia para movilizar a las personas, las sociedades y los países. En educación cuando necesitamos movilizar el conocimiento, lo hacemos construyendo relatos que tratan de vincular el “yo” al “nosotros”, y llegar al interior de la persona. 

Sobre todo a los “otros”. Estamos en una cultura muy egocéntrica. Tenemos que ir hacia una cultura más “eco”, donde todos nos reconozcamos como legítimos “otros”. Con ese reconocimiento, evitaríamos mucho bullying. En estas dinámicas lo que hago es conectar con mi “yo” y, a la vez, conectar también con los “otros”. Cuando yo veo al “otro” como legítimo “otro”, no me inclino a agredir, sino que lo legitimo como parte de ese “nosotros”. 

Las emociones se tienen muy en cuenta en la escuela ahora, pero hemos pasado muchos años sin considerarlas. Sabemos que son básicas, justamente para que haya cosas más profundas a las que puedan llegar los estudiantes.

En un curso de solo tres horas en el que utilizamos la técnica de Sikkhona Edu, hay gente que descubre que conoce más a esta persona ahora, cuando, tal vez, eran compañeros de trabajo desde hacía veinte años. Esto es porque emocionalmente  llegas muy rápidamente y en profundidad. He tenido experiencias muy tiernas y muy profundas. Esto lo hemos hecho en muchos países. Lo he experimentado en Sri Lanka, y hace unos días estaba en México. El Sikkhona es como un abre corazones. Te voy a contar el caso de dos participantes que eran compañeras en una universidad, y estaban muy molestas entre ellas. En uno de los ejercicios con escenarios, hicieron las paces y se abrazaron. Solo había un malentendido que habían tenido y las había distanciado. Se lo pudieron decir y reconciliarse. Esa pequeña cosa hace que generemos organizaciones más saludables emocionalmente.

Hay historias muy bonitas, pero creo que lo más hermoso te sucede en cualquiera de las dinámicas, cuando ves la expresión de la cara de la gente. Esos abrazos o esos lloros que salen del alma. No se trata de sufrir ni mucho menos, pero sientes como que tenías ahí algo que estaba muy enganchado, y la dinámica te permite sentir lo que debes hacer ahora. A veces hay dolores tan profundos que no salen, y cuando creas ese escenario se pueden trabajar y acompañar. Yo no soy psicóloga y no tengo que hacer esa labor, pero sí que me permite tener esa oportunidad de ayudar a conectar con algo muy vivo que las personas llevamos dentro.

Es muy interesante este matiz que has hecho sobre la psicología porque a veces creemos que se está pidiendo a los docentes que sean psicólogos para trabajar los vínculos, y lo que estamos pidiendo es poner en relevancia las relaciones personales y humanas como base para el diálogo y la construcción del conocimiento, sin entrar en procesos de tratamientos psicológicos. Se pide a los docentes que hagan un papel de persona adulta que vincula el conocimiento al progreso de las relaciones personales y de humanización. 

De esto se trata justamente. De trabajarlo con los profesores, y de poder hacerlo conjuntamente con el departamento de soporte psicológico o psicopedagógico, si el colegio dispone de él. A menudo separamos excesivamente las funciones entre los docentes y los profesionales que inciden en las escuelas. El objetivo es trabajar interdisciplinariamente e invitar a otros profesionales a poder entrar al aula y aprovechar sus aportes.

¿No nos ocurre a veces, a los adultos mucho más que a los niños o a los jóvenes, que nos produce vértigo abrirnos y que el otro nos descubra? Yo también he sido usuario de dinámicas de Sikkhona y puedo decir, como tú has dicho, que a través de las imágenes conocemos a las personas, pero también he visto personas que han tenido la reacción de la almeja, de repente les ha dado vértigo o pánico abrirse tanto y entonces se cierran ¿Qué nos ocurre a los adultos para que reaccionemos de esa manera?

Nadie se quiere sentir vulnerable. Tenemos muy arraigada la cultura de que no podemos mostrarnos vulnerables. Esto hace que nos encerremos en nuestro caparazón. Cuando se hacen este tipo de dinámicas, primero tienes que generar el clima y establecer esa consigna de que no estamos juzgando a nadie, de que lo que pasa aquí se queda aquí; para que sea un momento que nos permita abrirnos. Hay que generar ese clima de confianza y de seguridad para que estas cosas puedan suceder.

Tal vez cada niño o cada niña podría ser cada uno de los colores que nos muestra la imagen. Tenemos que intentar que eclosionen en todo lo que puedan hacer y que veamos esa transformación de todo ese potencial que tienen. A veces esa transformación la pueden hacer con otros u otras para convertirse en ese esplendor. Es una llamada a lo grande, a la fiesta, a mostrarse.

Los adultos debemos luchar contra algunos prejuicios. Cuando escribimos “Los patitos feos y los cisnes negros”, lo que queríamos era simbolizar a los patitos feos con la gran imagen que se tiene de la resiliencia. El cisne negro era el contexto de pre-pandemia en el que estabamos, que ya presentaba una gran complejidad. Respondía a aquella definición del mundo VICA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo). Ahora, estamos en un mundo BANI (Frágil, Ansioso, No lineal, Incomprensible, en sus siglas en inglés) . La trascendencia de todo esto en la educación es preguntarnos si realmente estamos preparando a nuestros chicos y chicas para estos contextos en los que nos ha tocado vivir a nosotros y a ellos. 

Hay que dar mensajes muy claros: a los niños no los podemos abandonar, esto tiene que estar muy claro socialmente; pero tan malo como abandonar a los niños, es también sobreprotegerlos. Nos hemos pasado de un extremo al otro. Si estamos sobreprotegiendo a un niño o una niña, no los estamos ayudando. Debemos preguntarnos cómo hacemos para que ellos tengan recursos para que puedan hacerle frente a las diferentes situaciones que les va a plantear la vida.

Estamos conversando sobre los vínculos relacionales, el reconocimiento del otro, y debemos tratar el desafío de combatir el bullying. ¿Cómo tendríamos que afrontar en las escuelas este proceso de construcción de lo relacional? 

Tenemos que empezar desde muy pequeñitos. Si al principio del curso, dedicamos las primeras sesiones a trabajar el vínculo, nos ahorraremos el 90% de los problemas que vamos a tener durante el curso. Lo que ocurre es que tenemos la presión del currículum que hay que cumplir y, normalmente, le quitamos espacio y tiempo a dinámicas para establecer vínculos que promuevan que los niños se reconozcan. No puede ser que un niño acabe o salga de la escuela y que nadie “lo haya visto”, o que haya alguien que no sepa su nombre. En la universidad nos pasa. Estudiantes que llevan tres años juntos y se preguntan ¿y tú, cómo te llamabas? Lo estamos haciendo fatal. Trabajar el vínculo y el reconocimiento nos garantiza después muchas cosas, y creo que no lo hacemos o que lo hacemos muy mal.

Me gustaría señalar dos cosas sobre la formación de los docentes. Todos estos aspectos que estamos señalando como relevantes y suponen un desafío, no suelen estar presentes en la formación inicial, especialmente en la secundaria, con la consiguiente pérdida de consideración. Y, además, se agudiza al avanzar los cursos, como si la dimensión de lo emocional fuera algo que debemos ir dejando cuanto más grandes son los alumnos. Es como si creyéramos que los estudiantes deben tener claro que están dejando de jugar o de hacer dinámicas emocionales porque están entrando en etapas de estudio más serias.

Es así. Creo que hay una creencia de que cada vez tenemos que ser más serios cuando sabemos, por otro lado, que el humor, que es una cosa muy seria, es un elemento clave para el aprendizaje. Evidentemente no estamos banalizando la educación ni mucho menos, estamos rescatando el cómo aprendemos mejor, desde el conocimiento del papel de la emoción en el aprendizaje. Esto no significa estar riéndose todo el día, sino en que demos valor a buscar estrategias que nos ayuden a ir complementando la explicación con la acción, y con otras metodologías y actividades que me ayuden a aprender mejor.

En uno de los neuromitos que has trabajado, afirmas que aprendemos mejor cuando la información que recibimos es acorde con nuestro estilo de aprendizaje favorito, ya sea visual, auditivo o kinestésico. ¿Qué sucede con las creencias profundas que arrastramos, que a menudo no están vinculadas a evidencias científicas?

Tracie Tokuhama, que estuvo en el III Congreso de Neuroeducación, nos preguntaba ¿por qué hay neuromitos? Sucede que los seres humanos tendemos a la simplicidad, porque nos explicaron las cosas así. Nos explicaron que había tres estilos de aprendizaje, y con ellos nos quedamos. Contrastar la información y nuestras creencias es esencial. Tenemos que buscar la evidencia que hay detrás. A veces, nos dejamos llevar por lo que oímos o vemos en redes sociales. La realidad es que vamos sabiendo “cositas” sobre cómo se aprende, ya que del cerebro no sabemos todo ni mucho menos. Pero sabemos, por ejemplo, que aprender es un instinto, o sea, que estamos hechos para aprender. También sabemos que cada cerebro es único, y que, por tanto, no hay recetas en educación. Llevamos toda la vida diciendo que no hay recetas, pero los maestros seguimos buscándola, y la realidad es que somos todos diferentes. 

¿Cómo podemos hacer eso en un sistema que tiende a la masificación? 

La escuela fue inventada para unas necesidades de hace años. Se trataba de que llegara la información a cuantas más niñas y niños fuera posible. El propósito de la escuela era primero informacional, y después se le sumaban los valores. Hoy en día, la misión de la escuela ya no debe basarse tanto en la información, sino en el desarrollo de una serie de competencias para hacer frente a ese mundo que se presenta mucho más cambiante, más complejo que el de hace años atrás. Tenemos que conseguir que los chicos y chicas adquieran un pensamiento crítico feroz porque, sino, alguien va a decidir por ellos y se van a convertir en marionetas en vez de en personas.

Si tomamos la imagen que nos presentas del Sikkhona y pensaramos que cada uno de esos montoncitos de diferentes colores fueran áreas de conocimiento, también me sugeriría que esa construcción posterior, que ese alguien que los va a manejar tendría que seleccionar cantidades o partes y vincularlas de manera interdisciplinaria.

A nuestro cerebro le gustan las conexiones, no entiende de asignaturas. Las asignaturas las hemos inventado nosotros para buscar un orden. Si hacemos las cosas más relacionales y más relacionadas, estaremos trabajando más como lo hace nuestro cerebro. Debemos preguntarnos ¿qué ingredientes voy a poner, con cuáles me voy a quedar? Cada niño trae unas experiencias previas diferentes al compañero de al lado. A lo mejor uno trae mucho amarillo y en la escuela tenemos que darle menos amarillo. También debemos tener en cuenta que fuera de la escuela hay colores y experiencias que a veces resultan igual o más importantes de lo que pasa dentro. Si disfruto de mucho ámbito cultural, mucho ámbito en el deporte, mucho ámbito en el tiempo libre o en la montaña, todo eso también son aprendizajes muy significativos para estos colores que están combinando en la escuela.

Quizás este sea un ejemplo negativo, pero en el caso de la sexualidad, el problema que tenemos es que se está aprendiendo más fuera de la escuela a través de la pornografía. La escuela no lo puede resolver todo, pero me parece preocupante que pensemos que solo aprendiendo matemática, seremos mejores personas.

Todo el tema de la sexoafectividad es muy importante  y creo que en la escuela vamos tarde en edad. Tengo una exalumna que se dedica mucho a estos temas, y que cada año viene a dar una charla con los estudiantes. Me decía que, en los últimos estudios, el promedio de acceso a la pornografia está en los 9 años. Es horroroso. Esto significa que ellos entienden o construyen que eso es lo normal, así que establecen relaciones de abusos porque piensan que eso es lo que deben hacer. En las escuelas ocurre que ya es tarde cuando se tratan temas de afectividad porque muchos ya se han hecho una construcción de lo que ellos entienden que es natural.

Mi exalumna me decía que lo primero que tenemos que hacer es hablar con propiedad y nombrar y enseñar las partes del cuerpo tal como son para que las reconozcamos. Me decía que, de no hacerlo así, se dan casos muy extremos. Por ejemplo, relataba el caso de una niña que decía “que mi abuelo me come la galleta”. De esta manera, casi ni entendemos lo que está diciendo. Si dice esta frase en casa, a lo mejor, los padres siguen pensando que se trata de una galleta, y el problema de abuso no se destapa. Imagínate el sufrimiento que puede haber ahí. Si ella nombrara a las partes del cuerpo por su nombre, no hablaría de galletas y nos permitiría actuar rápidamente. Al negar esa información corremos el peligro de ocultar el dolor que se está produciendo.

Por eso, siempre digo que la gente siga haciéndose preguntas porque es lo más importante para aprender. Y que nos dejemos sorprender por las cosas que la vida te trae como este regalo de esta conversación.

Me quedo con una frase preciosa que has dicho que a veces en las dinámicas del Sikkhona te encuentras a la niña que fuiste y que siempre se ha dicho que nunca tenemos que perder nuestro corazón de infancia. Muchas gracias, Anna. 

Anuncio publicitario

Publicado por Pepe Menéndez

Soy Pepe Menéndez. Comunicador y consultor en procesos de transformación profunda de la educación. He formado parte del equipo directivo de Jesuïtes Educació, que imaginó, diseñó y desarrolló el proyecto de transformación educativa "Horitzó 2020". Nací en Barcelona el 21 de agosto de 1956. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (1982). Trabajo en educación desde 1981. He enseñado en todas las etapas educativas de la Secundaria y de la Formación Profesional. Convencido que el liderazgo para el aprendizaje y la transformación social puede dar mejores oportunidades a alumn@s y profesor@s.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: